¿Qué son los Problemas de Conducta?
A lo largo de la infancia y la adolescencia los niños y niñas pueden presentar ciertos problemas de conducta que dificultan enormemente su desarrollo y que afectan gravemente a la dinámica familiar, siendo uno de los problemas más frecuentes de consulta en el ámbito infanto-juvenil.
Los problemas de conducta se pueden definir como todos aquellos que se manifiestan mediante enfado, irritabilidad, impulsividad, actitud desafiante o discusiones constantes con las figuras de autoridad. De la misma forma, incluyen comportamientos antisociales, como la irresponsabilidad, la transgresión de las normas (ej.: ausencias escolares, escapes del domicilio), la violación de los derechos ajenos (ej.: robo) o la agresión física (asalto o violación).
Debemos ser conscientes que algunas conductas de oposición son, en determinados momentos, importantes para el desarrollo y la formación de la identidad personal del niño. Sin embargo, hay niños que presentan una frecuencia e intensidad de dichas manifestaciones que exceden claramente a lo que se podría esperar para su edad y grupo de referencia. Es en estos casos en los que se debe buscar ayuda profesional, ya que requieren de un tratamiento especializado para su manejo.
De la misma forma, podemos encontrar otras dificultades o comportamientos disruptivos que, encontrándose en un nivel de gravedad menor, también interfieren significativamente en el desarrollo psicoevolutivo del niño, el contexto familiar y en la interacción de padres e hijos. Es el caso de niños desobedientes, con falta de adhesión a las normas, ciertamente desafiantes, impulsivos o que presentan mala relación con sus hermanos, manifestando celos y envidias.
Cómo acabar con los Problemas de Conducta
En todas estas ocasiones, los padres necesitan del entrenamiento en pautas psicoeducativas que les permitan hacer frente a los desafíos de estas situaciones de forma eficaz y desarrollar estilos educativos familiares adecuados a las etapas evolutivas en las que se encuentran sus hijos.
Para ello, es necesario desarrollar un proceso de asesoramiento y de colaboración estrecha con los padres y madres que manifiestan esta necesidad, desarrollando para ello un proceso cooperativo en el que profesional y familia trabajan estrechamente en el desarrollo e implantación de técnicas conductuales que se han mostrado altamente efectivas en el tratamiento de este tipo de dificultades y trastornos.
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